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¿Hay algo más reconfortante que el aroma a repostería casera invadiendo cada rincón de tu hogar? Las rosquitas, esas pequeñas delicias crujientes y dulces, evocan recuerdos de infancia, tardes de merienda y el sabor inconfundible de lo hecho con cariño. Aunque su preparación puede parecer un arte, con esta receta te demostraremos que hacer rosquitas caseras es más sencillo de lo que imaginas. Prepárate para disfrutar de un bocado tradicional que conquistará a todos.
La Magia de lo Sencillo: Ingredientes Básicos para un Gran Sabor
Una de las grandes ventajas de las rosquitas es que no necesitas ingredientes exóticos ni complicados. Lo más probable es que ya tengas la mayoría en tu despensa. La clave está en la calidad y en el equilibrio de las proporciones.
Para unas 25-30 rosquitas aproximadamente, necesitarás:
- Harina de trigo: 500 gramos (aproximadamente 4 tazas) – preferiblemente harina de todo uso.
- Azúcar: 150 gramos (aproximadamente ¾ de taza) – para el dulzor perfecto.
- Huevos: 2 unidades grandes – que aportarán humedad y estructura.
- Mantequilla sin sal: 100 gramos – a temperatura ambiente, para una masa suave.
- Leche: 100 ml (aproximadamente ½ taza) – tibia, para activar la levadura y ligar la masa.
- Levadura en polvo (polvo de hornear): 10 gramos (1 sobre o 2 cucharaditas) – para que las rosquitas sean ligeras.
- Ralladura de limón o naranja: De 1 limón o naranja – un toque cítrico que eleva el sabor.
- Esencia de vainilla: 1 cucharadita – para un aroma irresistible.
- Pizca de sal: Resalta los sabores dulces.
- Aceite vegetal: Suficiente para freír (aproximadamente 1 litro) – girasol o maíz son buenas opciones.
- Azúcar adicional para espolvorear: Al gusto, para el acabado final.
Paso a Paso: El Secreto de unas Rosquitas Perfectas
La paciencia y el cuidado en cada etapa son fundamentales para lograr rosquitas doradas por fuera y tiernas por dentro.
- Prepara la masa: En un bol grande, mezcla la harina con la levadura en polvo y la pizca de sal. Forma un volcán y en el centro añade los huevos, el azúcar, la mantequilla a temperatura ambiente, la ralladura de limón (o naranja) y la esencia de vainilla.
- Amasado inicial: Empieza a integrar los ingredientes líquidos con la harina, poco a poco. Ve añadiendo la leche tibia gradualmente, amasando hasta obtener una masa suave y homogénea. La masa debe ser elástica y no pegajosa. Si es necesario, añade un poco más de harina o leche hasta conseguir la consistencia adecuada.
- Reposo de la masa: Cubre el bol con un paño limpio o papel film y deja reposar la masa en un lugar cálido durante al menos 30 minutos. Esto permitirá que la levadura actúe y la masa se relaje, lo que facilitará su manipulación.
- Forma las rosquitas: Sobre una superficie ligeramente enharinada, toma porciones de masa y estíralas formando cilindros de unos 8-10 cm de largo y 1-1.5 cm de grosor. Une los extremos para formar una rosquita. Puedes hacerlas del tamaño que prefieras, pero recuerda que se expandirán un poco al freír.
- Momento de freír: Calienta abundante aceite en una sartén profunda o una olla a fuego medio. La temperatura ideal es crucial: si el aceite está demasiado frío, las rosquitas absorberán mucho aceite; si está demasiado caliente, se dorarán por fuera y quedarán crudas por dentro. Puedes probar con un pequeño trozo de masa: si burbujea suavemente al introducirlo, el aceite está listo.
- Fríe por tandas: Introduce las rosquitas en el aceite caliente, de pocas en pocas para no bajar la temperatura del aceite. Fríelas por ambos lados hasta que estén doradas y crujientes (aproximadamente 2-3 minutos por cada lado).
- Escurre y endulza: Con una espumadera, retira las rosquitas del aceite y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa. Inmediatamente después, y aún calientes, pásalas por azúcar granulada o una mezcla de azúcar con canela para cubrirlas bien. Esto ayudará a que el azúcar se adhiera.

Un Dulce Final para Compartir
Una vez que todas tus rosquitas estén listas, solo queda la mejor parte: ¡disfrutarlas! Son perfectas para acompañar un café caliente, un té por la tarde o simplemente como un dulce capricho en cualquier momento del día. Su textura crujiente por fuera y su interior suave las hacen irresistibles.
¿Cuánto tiempo se conservan las rosquitas?
Las rosquitas están mejor el mismo día que se preparan, ya que es cuando están más crujientes. Sin embargo, puedes guardarlas en un recipiente hermético a temperatura ambiente por 2-3 días.