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La tradición de los perros calientes en la calle 23 de La Habana
La calle 23 de La Habana es conocida por su tradición de panes con perro, y en el pasado había varios puestos de perros calientes en la zona. Las formas de gestión no estatal parecen haberse apropiado de los lugares más icónicos de esa avenida, dado que el Bim Bom también se encuentra arrendado.
En los últimos años, muchos de estos establecimientos estuvieron cerrados debido a dificultades con el abasto. Actualmente, el puesto de perros calientes de la calle 23, cerca del Habana Libre, el Yara y Coppelia, se encuentra arrendando y es operado por formas de gestión no estatal. En este artículo, exploraremos la historia de los perros calientes en la calle 23 y la situación actual del puesto de perros calientes arrendado.
La tradición de los perros calientes en la calle 23
La calle 23 de La Habana tiene una larga tradición de panes con perro. En el pasado, había varios puestos de perros calientes en la zona, incluyendo uno en 23 y K, otro en 23 y 16, y otro en 23 y F, donde está La casa del Perro (fuera de servicio desde hace meses). Estos puestos eran populares entre los habitantes de La Habana y los turistas, y se convirtieron en un símbolo de la cultura callejera de la ciudad.
Las dificultades con el abasto
En 2018, se hablaba de dificultades con el abasto de los ingredientes necesarios para hacer los perros calientes, lo que provocó intermitencia en la venta y posteriormente el cierre de muchos de estos establecimientos. Jorge Vázquez, en aquel entonces, director provincial de gastronomía en La Habana, reconoció que existían afectaciones en la elaboración del pan y el suministro de refresco. Estas dificultades llevaron a que muchos de los puestos de perros calientes en la calle 23 cerraran, y a que el puesto de perros calientes cerca del Habana Libre, el Yara y Coppelia se arrendara a formas de gestión no estatal.
Hace algunos años, las autoridades cubanas anunciaron la apertura de una cadena estatal para comercializar pan con perro caliente. Primero se perdió el refresco de lata, que antes se priorizaba en estos establecimientos, y cuando aparecía, se vendía caliente. Luego le tocó el turno a la mostaza, y en una buena parte de los establecimientos dedicados a la venta de pan con perro, solo se le echaba cátsup a la salchicha.
Este producto forma parte de la “lucha” de los empleados que lo sustituyen por cualquier otro de mala calidad comprado a la carrera en el mercado o le echan agua con generosidad para justificar el desvío de su buena parte. La mostaza en ocasiones estaba aguada y el refresco de lata se perdía por temporadas.
El director provincial de Gastronomía en La Habana, Jorge Vázquez, reveló que en la ciudad existían 19 Casas del Perro Caliente que prestaban servicios las 24 horas y que en ellas se exigía el cumplimiento de las normas higiénico-sanitarias. El funcionario afirmó que en Gastronomía eran muy exigentes con que los locales se mantuvieran acogedores y los dependientes pulcros y correctamente vestidos. También hizo hincapié en que la mostaza, el cátsup debían ser de primera calidad y el refresco enlatado venderse “a la temperatura adecuada”, pues para eso existían cámaras de frío en todos los establecimientos de la cadena.
Sin embargo, la realidad era mucho más compleja de lo que expresaba el director provincial de Gastronomía. Los periodistas del periódico oficial Juventud Rebelde se tomaron el trabajo de visitar varios establecimientos de la cadena Casa del Perro para apreciar de primera mano las dificultades.
En resumen, la cadena estatal para comercializar pan con perro caliente no cumplió con las expectativas de los consumidores. A pesar de las normas higiénico-sanitarias y las exigencias de calidad, los establecimientos dedicados a la venta de pan con perro se convirtieron en una porquería debido a la falta de transporte, la mala calidad de los ingredientes y la falta de refrigeración adecuada.
El puesto de perros calientes arrendado
Actualmente, el puesto de perros calientes de la calle 23, cerca del Habana Libre, el Yara y Coppelia, tiene el nombre de «Perros Calientes Lalola», se encuentra arrendando y es operado por formas de gestión no estatal. Los precios oscilan entre los 150 y los 700 CUP, y además de los clásicos perros calientes, también ofrecen jugos, refrescos, malta, energizantes, frapé y batidos. Tienen una oferta en la que combinan varios de estos productos en combos de 300, 350, 400 y 750 CUP.
Conclusiones
La calle 23 de La Habana tiene una larga tradición de panes con perro, pero en los últimos años, muchos de los puestos de perros calientes han cerrado debido a dificultades con el abasto. Actualmente, el puesto de perros calientes de la calle 23, cerca del Habana Libre, el Yara y Coppelia, se encuentra arrendando y es operado por formas de gestión no estatal. A pesar de las dificultades, los perros calientes siguen siendo un símbolo de la cultura callejera de La Habana y un atractivo turístico para los visitantes de la ciudad.